5 nov 2010

Aparisi y Guijarro sobre las Fuerzas Armadas




Las Direcciones militares, hoy separadas del Ministerio de la Guerra, serán Negociados del mismo.

Empleados, los estrictamente necesarios, pero bien dotados. Las provincias en que hoy se divide España se reducirán a veinte, administradas por gobernadores generales, cargo que, realzándolo mucha, es posible que sea desempeñado digna y gratuitamente por las personas más distinguidas del país.

Con la benemérita Guardia civil y con la rural, bien organizada, España necesita sólo un Ejército de 35 a 40.000 hombres, Mucho se le debe honrar, puesto que de él, en buena parte, se fía la paz de nuestras hogares y principalmente nuestro Honor ante el mundo. Si se le hace justicia; si sólo se dan los ascensos a la antigüedad o al mérito sobresaliente, con sujeción a un plan fijo y religiosamente observado; si es el Rey el primer Soldado, como es el primer Caballero del Reino, y si la Patria asiste generosa a los que se inutilizan, o por años o por heridas, en su servicio, el Soldado de mar y tierra español volverá a ser, como en los tiempos gloriosos de nuestra Monarquía, modelo y admiración a todos los del mundo y no se repetirán los tristes sucesos que, empañando sus glorias inmortales, han puesto más de una vez en grave peligro la sociedad española.

No se debe ofrecer lo que no se tenga seguridad de cumplir; mas cabe esperar que reducido el Ejército activo a 35.000 hombres y no excediendo, por tanto, el contingente anual de 8.000, se pueden suprimir las quintas, encontrando las diputaciones de provincia el número de voluntarios suficiente. Esto se facilita si además de ofrecerles una suma razonable, a que todos debemos contribuir, como se usó en la Corona de Aragón, se mejora todavía la condición del Soldado, creándose en todos los Cuerpos escuelas para instruirles y fijándose por ley qué empleos o destinos análogos se han de reservar con preferencia a los distinguidos en carrera militar, o con qué recompensas ha de acudir la Patria a los inutilizados en el servicio. Si no se encontrare número bastante de voluntarios se habría de quintar; mas en favor del joven a quien tocase la suerte se depositaría una suma, que con la de sus intereses se le entregase al terminar honrosamente y sin nota del servicio. Ley moral, que haría al fin de la Milicia una carrera; que mejoraría al joven a quien por algunos años apartaba del taller o del campo y que podía convertir a algunos proletarios en pequeños propietarios.

Antonio Aparisi y Guijarro, Esbozo de una constitución de la Monarquía católica y tradicional



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